Quizás me habría evitado un montón de preguntas llenas de ignorancia y sesgos en mi etapa universitaria si en mi formación primaria me hubieran enseñado la importancia de conocer una cultura con curiosidad, respeto y empatía. Pero no, lo que se me enseñó estaba más bien dictado por una educación un poco colonialista y conquistadora que no aprecia mucho la libertad de credo, sino que más bien busca que todos seamos iguales en cuerpo, alma y espíritu.
Ya nada puedo hacer con respecto a mi educación primaria porque eso quedó en mi pasado. Lo que he estado haciendo desde hace muchos años es desterrar algunas creencias y ajustarlas otras a lo que más resuena conmigo.
Desterrando sesgos culturales
En Colombia estudié en una universidad pública. Al comienzo y como te imaginarás por los párrafos anteriores, hice el ridículo varias veces por andar con la religión incrustada y a flor de piel. Eso no tiene nada de malo si se nos enseña a respetar y a tolerar la diferencia. Pero a mí no me habían enseñado eso. Me habían enseñado a convencer a todos a mi alrededor de «lo que era correcto». Lo bueno, es que hice tantas preguntas como pude y muchas encontraron una respuesta satisfactoria. Lo malo, es que pensaba que ya tenía todo el conocimiento cultural que requería para vivir mi vida en otro país…
California
Cuando viajé por primera vez a California para estudiar inglés por allá en 2012, me encontré con una realidad que desconocía por completo. Primero, tuve la oportunidad de hablar con practicantes del Islam. Recuerdo mucho una conversación que tuve con dos amigos de origen árabe sobre su cultura, su punto de vista religioso de Jesús y el papel de las mujeres en la sociedad.
Mi sorpresa fue tremenda cuando pude entender sus puntos de vista. Mi amigo proveniente de Arabia Saudita me contó que ellos creen que Jesús existió, pero no como el hijo de Dios, sino como un profeta con mucha sabiduría. Yo pensaba que lo odiaban. Por su parte, mi amiga proveniente de Egipto pero oriunda de Yemen (se fue de su país natal por el conflicto que vive ese territorio) me contaba que definitivamente el hombre es la cabeza del hogar pero la mujer es el cuello, y el cuello es el que decide a dónde mira la cabeza... interesante analogía.
Con esas conversaciones abiertas, curiosas y en un marco de respeto total empecé a pensar que el mundo era más grande de lo que yo misma podía entender. Aprendí también sobre culturas dentro de otras culturas; por ejemplo los Hmong en Laos y Vietman que emigraron a California, los indios cristianos que están totalmente alejados del hinduismo, las colonias italianas en Brasil o la colonia alemana en Paraguay. Asimismo debo reconocer que me burlaba de los estadounidenses por no saber ubicar a Colombia en un mapamundi, pero me sorprendí a mí misma ignorando completamente la ubicación e idioma de países como Moldavia, Albania, Macedonia, Serbia y Myanmar (Birmania).
Texas
Cuando viví en Texas ya tenía un poco más de conocimiento acerca de la vida, aunque ignoraba muchas otras cosas. Houston es un lugar muy interesante porque es una de las ciudades más diversas de Estados Unidos debido a la migración constante de trabajadores en el sector petrolero y financiero.
Con una actitud menos universitaria y con un naciente despertar espiritual, aproveché la diversidad religiosa de Houston para visitar templos de otras religiones. Es un ejercicio hermoso porque la arquitectura refleja no solo la funcionalidad, sino el propósito y la intención con la que se construye un edificio. Los templos indios de Houston siempre me atrajeron y de alguna manera creo que ahí se plantó la semilla que me permitió acercarme al yoga años más tarde.
También aproveché la diversidad cultural de las empresas donde trabajaba para seguir con mi investigación sobre diferentes formas de ver el mundo. Por ejemplo, me hice a un buen número de amigos indios con los que me gustaba hablar de espiritualidad y de teología, porque desprogramar años y años de educación cristiana no era una tarea fácil. Houston también me enseñó a apreciar el confucianismo desde una observación concienzuda y una práctica light que actualmente me apoya psicológicamente.
Sin embargo, algo en Texas que me molestaba mucho… la cultura del estado en la que se apoya el porte libre de armas y su tendencia exacerbada al conservadurismo. También me afectó un poco el papel limitado que una mujer puede desempeñar y qué tan lejos puede llegar en una corporación. Tradicionalmente se espera de ella que consiga esposo muy joven, que haga las tareas domésticas y también trabaje. Nada muy alejado de lo que se vive en poblaciones rurales en Colombia.
Aclaro, no es que este sea el mandato general y que todas las mujeres en Texas tengan que hacer como dice la sociedad. Encontré mujeres rebeldes, pero en mi primera experiencia en Houston no puedo recordar con exactitud la cantidad de veces que me preguntaban por qué vivía sola y sin esposo. Tampoco quiero recordar las veces que me decían que ya estaba vieja (a los 26) para estar soltera y sin marido… Difícil para mí, especialmente porque la soledad me tenía azotada, así que empecé a pensar que algo andaba muy pero muy mal conmigo.

La tesis de maestría
Como ya te he contado en otras entradas, solo duré un par de años en Houston antes de regresar a Colombia. Me parecía increíble que en Bogotá, mi ciudad natal en un país «en vía de desarrollo», no existía esa presión recalcitrante sobre las mujeres para conseguir esposo. También me sorprendió ver que la cantidad de iniciativas de empoderamiento femenino en mi país no tenían ni punto de comparación con las que habían disponibles en Texas en ese momento.
Así que bueno, regresé a Colombia y al año siguiente empecé mi maestría. No sé si como decisión propia o con algo de intervención divina, se me metió en la cabeza la idea de hacer mi tesis en liderazgo femenino. Inicialmente quería montar un negocio de coaching pero mi tutora quería un proyecto de investigación que relacionara el liderazgo femenino con la ética. Después de muchos ires y venires, la pregunta de investigación que formulamos fue: «¿qué factores que influyen en la efectividad de las mujeres líderes? »
Los resultados
Algunos años pasaron y como era de esperarse, encontré toneladas de información, si es que puedo decirlo así. Aunque ya ha ha pasado un año largo desde que terminé la tesis todavía celebro ese logro porque la mayoría de cosas que encontré ya las intuía. Claro, es que al final del día una investigación tiene sentido cuando puedes poner algo de tu intuición en ella para encontrar algo que sospechas. Y la intuición también resulta de nuestras propias vivencias.
En los resultados de mi tesis encontré que hay múltiples factores que determinan la efectividad de una mujer líder. Por ejemplo, su experiencia laboral, el género de la organización en la que trabaja (sí– es muy loco pero las organizaciones tienen género) y lo conservadora que sea la cultura en la que se desenvuelve.
Para organizar ese montón de información tuve que clasificarla, pero no sabía cómo. Entonces una de las jurados me sugirió dividirla en tres niveles sistémicos: micro, que se refiere a todo lo que puede estudiar de un individuo; meso, que hace referencia a la industria o a la organización; y macro, que implica todo lo de nivel país. Mientras redacto este blog, me doy cuenta de que hay un nivel superior que es meta, y abarca todo lo referente a la cultura.
En esta entrada vamos a hablar sobre la cultura en la cual las mujeres ejercen su rol de liderazgo.
La cultura y su importancia en el liderazgo femenino
Ahora sí, vayamos al grano. Cuando hablamos de cultura nos referimos a sistemas de creencias, valores y comportamientos que sustentan una determinada ideología o disposición social. La cultura guía el uso del lenguaje, las formas apropiadas de vestir y las visiones del mundo. El concepto es amplio y abarca muchas áreas de nuestras vidas, como el papel de la familia, el individuo, los sistemas educativos, el empleo y el género. Aunque en mi tesis dividí los factores que influyen en las mujeres líderes para organizarlos, la verdad es que todos están interconectados entre sí.
La cultura es la piedra angular de nuestro comportamiento como individuos en una sociedad. El asunto es que muchas culturas en el mundo esperan de las mujeres un rol asociado a la maternidad y al cuidado del hogar mientras siguen esperando de los hombres el rol de estratega, guerrero y proveedor económico. Suena bastante primario pero en muchos lugares seguimos en lo mismo.
Y la cosa es que eso afecta mucho la percepción que puedan tener de nosotras como líderes. Hasta hace algunos años era común preguntarle a las mujeres en las entrevistas si estaban casadas, porque si la posición era de liderazgo, seguramente sus obligaciones como esposa iban a interferir en su trabajo. A los hombres eso no les ha pasado nunca.
El rol que la sociedad espera de nosotras como mujeres sigue siendo latente en muchas esferas. Te voy a dar un par de ejemplos.
Colombia
Yo amo a Colombia. Creo que aunque somos un país con muchísimas cosas por solucionar, tenemos también mucho que ofrecer. Colombia es un país que tiene fuerte influencia de tres culturas: indígenas, europeos (españoles) y africanos. En consecuencia, no tenemos una sola cultura, tenemos muchas. Si visitas mi ciudad natal, Bogotá, te vas a encontrar con una cultura diversa, incluyente y que recibe a todas las personas del país y que defiende el poder femenino. El lenguaje, el vestuario y una buena parte de la ideología son bastante progresistas.
Pero si viajas a la ciudad donde vivo actualmente, Santa Marta, la realidad es completamente diferente. Santa Marta es una ciudad que defiende las tradiciones, el status quo y que es predominantemente indiferente a todo. De hecho, el mantra de esta zona es «cógela suave» que significa algo así como: «relájate, no puedes hacer nada más«. En las zonas rurales, por ejemplo, las mujeres que van al mar no pueden usar vestido de baño porque a sus parejas no les parece bien que se estén exhibiendo frente a otros hombres. Es también muy común ver a mujeres cuidando la casa mientras los hombres salen a rebuscársela a la calle haciendo todo tipo de trabajos. En ese mismo orden, una mujer soltera acá es inconcebible porque se cree que de seguro hay algo mal con ella.
¿Cómo crees que todo esto influencia la percepción de una mujer líder?
Si quieres saber a detalle, no te pierdas mi siguiente entrada. De seguro que te va a encantar.